Llegamos a la segunda entrega de la serie "Niños de los que huir" con dos ejemplares poco recomendables: el niño embaucador y el niño amigo de lo ajeno.
EL NIÑO EMBAUCADOR
Es un absoluto vago pero siempre acaba terminando todas las manualidades. ¿Cómo? Tiene una curiosa habilidad para liar a los demás y que las hagan por él. He tardado un par de semanas en darme cuenta, ocupada como estaba con los vagos y los empachosos. Y como "premio" he prohibido a los demás niños que le ayuden. Cosa que se la trae al pairo, porque sigue liándolos para que le hagan las cosas.
Esta semana hicimos unas escobas voladoras con cartulina y papel crespón. La verdad es que no volaban nada, pero eran muy monas. Una de las niñas trabajadoras terminó de hacer su escoba pronto y le dije que podía decorar el palo con rotuladores o pegarle bandas de papel para que quedara más bonita. Y al rato, después de haber pegado yo al menos doce escobas, la cría vuelve con un palo y un cepillo sueltos.
PROFA: ¿Qué pasa, Lucía? ¿Se te ha roto o estás ayudando a alguien?
LUCÍA: Sí, estoy ayudando a alguien.
PROFA: ¿A quién, si puede saberse?
LUCÍA: Pues... a los compañeros.
PROFA: Aaah. Bueno, pues vamos a esperar un poco y primero pego las escobas de los que vengan con la suya propia. Luego ya empiezo esa.
La niña se va, yo sigo pegando escobas y al rato vuelve.
LUCÍA: ¿Puedes pegarme esta escoba?
PROFA: Espera un poco, que estoy ocupada con otros compañeros.
Ya casi al final de la clase vuelve la niña con el crío embaucador, muy enfadado éste.
NIÑO EMBAUCADOR: ¡Profe, ya te vale! ¡Estás pegando todas las escobas menos la mía!
PROFA: Pero si tú no me has traído ninguna escoba...
NE: ¡Pero te la ha traído Lucía!
PROFA: ¿Y mientras tú qué estabas haciendo?
NE: ¡Nada! ¡Se ha empeñado ella en hacérmela! Así que no tenía nada que hacer...
¡Pero qué jeta!
NIÑO AMIGO DE LO AJENO AKA. NIÑO MANGUI
Un día llegué a clase y vi que encima de la mesa del profe había un sugus de piña y un pompero. Viene un niño (que se hace el tonto de forma magistral) y se pone a remolonear cerca de la mesa.
PROFA: Anda, a tu sitio.
NIÑO: Hay un sugus...
PROFA: Sí, hay un sugus.
NIÑO: Me lo voy a comer.
PROFA: Ni hablar, no es tuyo.
Nos ponemos a hacer la actividad correspondiente y cuando vuelvo a la mesa compruebo que no hay sugus y que el niño en cuestión está deleitándose con el delicioso sabor del caramelillo.
PROFA: ¿Por qué te has comido el caramelo si te dije que no?
NIÑO: Es que tenía hambre.
PROFA: Ya. ¿Y si ese caramelo era de otro niño, qué?
El niño se encoge de hombros y pone cara de "me la toca". Algo así:

Al terminar la actividad vamos a salir de clase y veo al tío tan pancho con el pompero.
PROFA: ¿Eso es tuyo?
NIÑO MANGUI: (silbidos de distracción)
TODOS LOS NIÑOS: ¡No, no es suyo! ¡Es de Nico, que se lo ha dejado hoy en clase!
PROFA: Pues tendrás que dejarlo, porque ya ves que es de Nico. ¿Por qué coges cosas que no son tuyas?
NM: Porque yo no tengo.
PROFA: Pues le dices a tu madre que quieres uno y a ver si hay suerte y te lo compra.
NM: Pero es que yo quiero éste.
PROFA: No va a poder ser. Déjalo donde estaba.
NM: (mirando como las vacas al tren y sin moverse)
PROFA: ¿Quieres que te lo quite yo?
NM: (véase cara unas líneas más arriba)
Le quito el pompero y lo dejo en la mesa. También empiezo a encajar piezas: día sí y día también veía que ese niño cogía libros de la biblioteca de la clase y luego no los devolvía. Al terminar ese día hablo con mi compañera.
PROFA: Tengo un niño mangui.
OTRA PROFA: Y yo también. Jorge.
PROFA: Ironías de la vida, el padre de Jorge es policía.
OTRA PROFA: Pues nada, que lo solucione él. Que luego les vas a los padres con que su niño tiende a coger cosas de otros y te montan el pollo.
PROFA: Amén, compi.