Menos mal que en los colegios en los que doy clase es obligatorio llevar uniforme: los críos van uniformados incluso cuando hay que llevar chandal. Si no fuera así, no quiero imaginarme hasta qué punto estarían obsesionados con trapitos, peinados y complementos varios, especialmente las niñas.
Hace ya unos días tuve el primer encontronazo con una de las de 10 años, profesional del porculerismo.
NIÑA PELIRROJA: Hoy tienes el pelo más claro.
PROFA: Será cosa del sol.
NIÑA PELIRROJA: Pero tu pelirrojo es de bote.
PROFA: Ya, pero mis ojos azules son naturales. Si tú los quieres, necesitas lentillas.
Y la jodía niña no volvió a decir nada. Hasta hoy. Iba yo con mis gafas de sol (como éstas pero con los cristales de espejo azul) y se acerca la interfecta:
NIÑA PELIRROJA: Qué gafas más feas.
PROFA: A mí me gustan.
NIÑA PELIRROJA: Pues te quedan fatal.
PROFA: Vaya, después de siete años con ellas eres la única persona que me lo dice. Pues el día que traigas las Aviator verdes, vas a flipar.
NIÑA PELIRROJA: Pero quítatelas, que vas haciendo el ridículo.
PROFA: Me da igual. Si me las quito, no veo nada.
En esto que llegan otras cuantas crías.
NIÑA 1: ¿De dónde es esa camiseta? ¿De Desigual?
La niña no debe de tener mucha idea de cómo es la ropa de Desigual. Para empezar, era una camiseta rosa lisa.
PROFA: No. De H&M.
NIÑA PELIRROJA: Pero si en H&M sólo hay ropa para niños.
PROFA (murmurando): Pues son cojonudos los niños de ahora... digooo... ¿Pero qué dices? Si tienen hasta ropa premamá.
NIÑA PELIRROJA: ¡Que te quites las gafas, que son muy horteras!
A la hora de comer pero sin haber comido mi paciencia tiene un límite.
PROFA: ¿Sabes que te digo? Que tu opinión me importa una mierda.
¡Mano de santo!
martes, 8 de febrero de 2011
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En ciertos casos, los colegios deberían permitir los castigos físicos. A esa niña hay que darle una colleja, verás como no vuelve a cuestionar la vestimenta de los profes.
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