Ayer a eso de las 9 de la noche me suena el teléfono.
PROFA: ¿Sí?
JEFA: Oye, ¿puedes hacerme una susti mañana a las 8:30?
PROFA: ¿Dónde?
JEFA: En el cole X. Es de guardería, no tienes que prepararte la clase.
PROFA: Muy bien.
Así que ahí me he plantado hoy para cuidar a los niños que van a Madrugadores en un cole en la otra punta de Madrid. La primera en la frente, según entro viene una cuidadora y me saluda.
PROFA: Vengo de la empresa X a sustituir a alguien que falta hoy...
CUIDADORA: Aaaah, creí que eras una madre.
PROFA: Are you fuckin' kiddin' me?
No es esta anécdota por la que este post tiene el título que tiene. Biológicamente, a mi edad ya podría tener hijos adolescentes. Pero no. El caso es que me han llamado la atención varias cosas:
- Niños de 10 años jugando con cartas de Magic. Ahí, frikeando desde críos.
- Niños de 8 años en medio de una timba de póker. Faltaba el whisky, el humo de los puros, una lámpara a escasa distancia de la mesa y unos cuantos mafiosos. Creo que se estaban apostando cromos de fútbol.
- Niños de 6 años jugando al ajedrez con cara de tremenda concentración.
- Niño de 4 años candidato a colleja. Al crío no se le ocurre otra cosa que pintarrajear la mesa con una cera, así que fui a echarle la bronca correspondiente:
PROFA: Pero bueno, ¿por qué has pintado la mesa? ¿Es que no puedes pintar en el papel?
NIÑO: Ya, pero es que nosequién me ha quitado el papel.
PROFA: Pues se lo pides y que te lo devuelva, o me pides a mí otro. En la mesa no se pinta porque luego tiene que venir alguien a limpiarlo, y le estás dando mucho trabajo.
NIÑO: Bueno, entonces que le paguen más.
A mí los razonamientos como ése me vencen, qué quieres que te diga.
jueves, 17 de marzo de 2011
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